Todos somos potenciales financiadores de proyectos por este mecanismo. Desde esa perspectiva de cliente es muy importante que tengamos en cuenta que cuando apoyamos un proyecto cooperando en su crowdfunding estamos asumiendo un riesgo, el riesgo de que el proceso de desarrollo no culmine con éxito y por lo tanto ese producto/servicio precomprado nunca llegue a nuestras manos. A cambio, siempre tenemos la recompensa moral de haber apoyado un proyecto que nos ha parecido ilusionante y motivador, y en muchos casos, cuando el proyecto culmina con éxito, también la recompensa material de ser de los primeros en disfrutar de ese producto/servicio.
Las principales plataformas de crowdfunding consiguen que los proyectos mejor financiados alcancen mucho eco en prensa. Funcionan como altavoces de proyectos tecnológicos, pues los medios especializados vigilan estas plataformas muy de cerca, y también medios generalistas se hacen amplio eco. Resulta sin embargo curioso, como estas noticias son generalmente confusas en el hecho de presentar el proyecto como un producto final que ya estuviera accesible en el mercado. Esto viene propiciado porque las propias plataformas exigen un esfuerzo de promoción a los proyectos presentados, con excelentes fotos y vídeos acerca de la idea propuesta. Es muy habitual que en ellos se usen réplicas no funcionales (“mock ups”), lo que luego propicia la percepción de que el producto es ya una realidad. No es así, una vez la campaña de crodfunding es exitosa, las empresas se embarcan en un ambicioso proyecto de desarrollo, que culmina en el envío de los productos ya prevendidos a sus micromecenas, en un plazo medio de aproximadamente un año.
Para las empresas que necesitan financiar sus ideas, las ventajas del crowdfunding son obviamente enormes. Las barreras para conseguirlo parecen más bajas de lo que realmente son. Presentar tu idea en una plataforma es relativamente sencillo, más allá de la inversión necesaria en elaborar un buen material promocional que explique y venda bien la idea, y el trabajo administrativo de gestionarlo con la plataforma para su aprobación. Pero, el objetivo de quien presenta su idea en estas plataforma no es darla a conocer (de hecho, probablemente no querríamos darla a conocer tan pronto, si no fuera porque necesitamos el dinero para materializarla). El objetivo es conseguir financiarla. Una buena presentación es condición necesario pero, desgraciadamente, no condición suficiente.
El reto está en conseguir que tu idea llegue a suficiente gente, y eso no es fácil. La propia plataforma sirve de escaparate de tu idea, pero ahí compite con otros cientos de propuestas, sólo estar no la hará lo visible que necesitas. Es tu propia red la que necesitarás movilizar para generar el volumen inicial de micromecenas que te permita ser un proyecto con un buen ritmo de consecución de respaldos, de modo que también la plataforma te empiece a dar más visibilidad. Si aun no tienes esa capacidad de darle un fuerte empujón inicial, probablemente aun no sea tu momento para lanzarte al crowdfuding como ofertante.
Autor: Amelia Suárez